2. Un centavo de amor

Más tristes que la mar tras el naufragio,
manos queriendo hablar y el alma no,
se oyen crujir las olas en la noche,
qué negro el horizonte de los dos,
faltan estímulos.

Como un equilibrista en el alambre,
más con sabor del miedo en un traspiés,
hay un escalofrío congelado,
bajo el sutil andamio de tu piel,
somos antípodas,
un poco de calma ¡por Dios!

     Tan distante, tan fría, tan bella,
     enigmáticamente perfecta,
     yo pasando las noches en vela,
     vigilando tu respiración.

     Tan etérea, tan frágil y bella,
     como pasa al final de una guerra,
     yo adorándote igual que a una estrella,
     sin recibir de ti ni un centavo de amor.

Ciento cuarenta días de aire limpio,
huésped del paraíso junto a ti,
era como volar en un cometa,
preso de tus cadenas de marfil,
juegos hipnóticos,
un poco de calma ¡por Dios!

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