Rotura triste y serena,
en una noche de luna llena;
sin discusión ni palabras,
cruzando solo miradas;
confundiendo el brillo de una lágrima
en estrella fugaz.
No supliques silencio,
no hablaré de lo nuestro;
tu olor y piel me la llevo,
con tus recuerdos me muero;
no diré jamás a nadie
que fui dueño absoluto de ti.
     Yo soy un hombre discreto,
     porque después de haberte hecho el amor,
     no hay memoria, ni denuncia;
     emprendo el vuelo,
     en mi profundo silencio de dolor.
     Y soy un hombre discreto,
     porque conmigo me llevo hasta la muerte
     el secreto de tu cuerpo 
     y el mío amando;
     con discreción absoluta partiré.
Mi destino un castigo,
y tan lejana esta la dicha en mi vida.
No supliques silencio...
 
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